Un juego muy original inventado por el pequeño de la casa.

Mi pequeño es efervescente como una bebida espumante y a menudo tiene ideas geniales, lo que me da alegría y satisfacción. No es un ávido lector como su hermano mayor ,él va muy despacio y con determinados libros, pero es que de ideas creativas está sobrado y le fluyen así, instintivamente y eso nos compensa con creces y es el complemento perfecto que nos aporta vivacidad. ¡Todos somos diferentes y eso es muy valioso!
Le encanta hacernos bromas o ponernos a prueba como con aquellas Manos diabólicas que aún tengo en el congelador de recuerdo y que por poco le da un patatús a su padre. Así que un día estando en una cafetería esperando a su hermano y no disponiendo de más medios de juego ,me hizo :"Su truco con pajitas",único material disponible por allí,en ese momento. ¡Sí, pajitas, ese objeto para beber los líquidos que se llama de una manera distinta allá donde vayas!
Se lo suele proponer a todo el mundo que pilla:¿Cuál es la pajita más larga?,a veces cambia y pregunta por la más corta, ¡Da igual!.

Como todo el que le conoce sabe que es pillo, pues si pregunta por la más corta, suelen escoger la más larga y al revés,pero da igual porque todas son del mismo tamaño,aunque alguna vez las ha recortado para pillarnos a los reincidentes.

Un día se levantó eufórico: Mamá,tengo un juego en mente,ven. 

Me da gusto que cuente conmigo , ¡Cómo yo le secundo sus planes y él los míos!.

Me explicó su idea, como siempre hace,como en el caso del trabajo del Molino disparador,yo soy su mano de obra barata..¡Más bien gratis!, que materializo sus ideas .Sí, esto ya se está convirtiendo en un ordeno y mando, donde yo ya he perdido el trono,jaja. ¡Soy su secretaria!,pero me encanta, porque formamos un equipo. Y como buen equipo,comenzamos con peleas,porque yo no entiendo nada de su idea,¡él lo ve tan claro! y yo tardo en captar su brillante plan ,pero siempre consigo,al final llegar a la esencia. ¡Y es insuperable!.

Y tanto fastidiar con las pajitas, que iba de ello.

El juego es sorprendentemente sencillo pero divertido. Aún me pregunto como se le ocurrió.

Cogimos unas pajitas y les pusimos unas pegatinas de distintos colores en la punta. Algunas no necesitaban porque conservaban su color.

 Naranja, amarillo, azul, rojo,verde y negro fueron los colores escogidos y "tuneamos"unos dados.

Los enterró en nuestro arroz de colores que está en la cocina de adorno permanente..Y..¡A jugar!.

Que..¿Cómo se juega?. es muy fácil y tiene un montón de posibilidades que hemos ido explorando e inventando según jugamos. Comenzamos con un dado y el color que te salga ,tienes que sacar una pajita, ¿que es el color correcto?,bien para tí; que no es el color ,la vuelves a enterrar y así un turno cada uno. Nosotros customizamos dos dados para tirar los dos y entonces sacar 2 pajitas de los dos colores que te salgan, es un nivel más difícil pero es fabuloso como van memorizando el que te salió en otros turnos anteriores.¡Divertido,fácil y sin muchas reglas!. Con el juego, van controlando cuales son los colores que quedan dentro enterrados ,viendo los que ya han salido por descarte,es decir, si hay 5 pajitas de color rojo en total y los jugadores tienen 3 ya recogidas ,entonces quedan 2 sembradas y así.

¡No podéis imaginar que pique nos traemos!. Llegando al final,cuando quedan pocas pajitas ,ya es crucial porque sabemos intuitivamente que colores quedan, y cuando queda la última,al primero que le salga ese color se la lleva.Claro que gana quien más pajitas obtuvo.
Al principio ,concebimos que las pajitas fueran de cada color,pero así es muy fácil para ellos,pero sirve para niños pequeños.
De tanto jugar, un día al terminar, me dice el ideólogo pequeño:
-Mamá, se me ha ocurrido otra cosa.
-¡Ah,sí!-le respondo.
-Pensaras que es una tontería de niños pequeños. Sabes que me gustan las máquinas esas que tienes que pescar un objeto y que nunca me dejas coger, pues voy a enterrar los dados y vamos a jugar a cogerlos así ,en forma de pinza como esa máquina, ¡No vale a puñados!.
-¡Pues no me parece ninguna tontería,hijo!. Está muy bien para ejercitar la pinza. Y así no me pides la moneda para esa máquina,jaja

 Y así,lo hizo. Enterró los dos dados en el arroz ,y teníamos que clavar los tres dedos formando una pinza.

 ¡Y me ganaron los dos!. No he conseguido ganarles aún. Mi pinza ya está fallando con la artritis,jaja.

Este juego se lo ha inventado mi hijo pequeño y lo compartimos encantados, si lo vas a publicar en tu blog, y no quieres poner de donde te has inspirado,no nos importa, pero haz tus propias fotos.

Esto es porque me avisaron que vieron una foto mía de estructuras en otro blog sin referencia alguna. ¡Gracias!